En cierta noche de frío inclemente, don Luis, un caballero de origen francés, caminó las ocho cuadras que distanciaban el hogar de su restaurante Los Tres Hermanos. Estaba entelerido. No usaba indumentaria que le brindara adecuado abrigo. Al día siguiente, una tos húmeda y persistente, le anunció que una fuerte gripe iba a convertirse en su huésped. Pero sus 35 años, no fueron ...