El compositor italiano Ennio Morricone se consagró como un gigante de la música al ganar a los 87 años el Óscar por la música de "The Hateful Eight", de Quentin Tarantino, merecida recompensa a más de medio siglo de brillante carrera en la que ha compuesto más de 500 piezas.
Este Óscar representa un verdadero desquite para "el maestro" italiano, nominado sin éxito en cinco ocasiones y galardonado en 2007 por el conjunto de su carrera.
"Gracias a la Academia por este prestigioso reconocimiento. Mi tributo a los otros nominados y en especial a John Williams", dijo Morricone en el escenario del teatro Dolby en Hollywood refiriéndose al autor de la música de "Star Wars: El despertar de la fuerza", quien también competía en esta categoría.
"También quiero agradecer a Quentin Tarantino el haberme elegido para hacer este extraordinario filme. Le dedico este premio a mi esposa, María, que está ahí mirándome", añadió, leyendo un papel en italiano.
En el pasado, Morricone no tuvo pelos en la lengua al confesar que sentía que le habían arrebatado el galardón estadounidense hace tres décadas cuando competía con "La misión" (1986) de Rolan Joffe, una de sus obras más memorables, con instrumentos precolombinos, corales litúrgicas, oboes y guitarras españolas.
El músico italiano contó en diciembre pasado en una entrevista con la AFP que en un principio había descartado componer la música del sangriento filme de Tarantino, pero que el gran aprecio del director estadounidense por su trabajo lo convenció.
"He tratado ese filme de manera diferente, no como si fuera un western, sino como una película libre", confesó.
Además del Óscar, Morricone arrasó este año al ganar también el Globo de Oro y el Bafta.
El compositor, emblema del "spaghetti western" por melodías únicas como la escrita para la cinta "El bueno, el malo y el feo" (1966) de Sergio Leone, donde mezcla con originalidad guitarra eléctrica y voz humana, es muy popular en Italia.
Morricone es también un señor afable y disponible, que no habla inglés y que sigue componiendo en su viejo y leal piano.
El autor de 500 partituras para el cine, cuyo talento y creatividad le han permitido divertirse con todos los géneros, desde pegajosas melodías a cantatas, compuso entre otras la música de "Los intocables" de Brian De Palma (1988), "Bugsy" de Barry Levinson (1991) y "Malena" de Giuseppe Tornatore (2001), todas ellas nominadas al Óscar.