Me tomaste de la mano una noche,
me llevaste de paseo en el coche,
me dijiste una palabra al oido
y de pronto comprendí.
Pícaro, pícaro!
No te di una esperanza siquiera,
aunque la pediste la noche entera
y cuando íbamos por la Costanera,
tú volviste a insistir.
Pícaro, pícaro!
Me invitaste a cenar dulcemente,
entre velas muy románticamente.
Me mirabas y en tus ojos había,
algo que no se entender.
Pícaro, pícaro!
Luego fuimos para la discoteca,
yo bailaba con la boca muy cerca.
Tú seguías susurrando al oido
y me hiciste sonrojar.
Pícaro, pícaro!
Y la noche se pasó como nada,
era cerca ya de la madrugada,
en la disco ya más nadie quedaba,
nos tuvimos que marchar.
Pícaro, pícaro!
Con la puerta de mi casa a la mano,
tú intentabas penetrar, pero en vano.
Yo te dije tiernamente al oido,
esta noche no será.
Pícaro, pícaro!
Ay
¿Qué cosa?
¿Qué? No!!
No entiendo!!!
¿Qué? No!!
Ay, Ay.
Ay, Ay.
Ay, Ay.
¿Qué? No!!
Ay, Ay.
Ay, Ay.
Ay, Ay.
No!!
Pícaro, pícaro!
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